En las primeras horas del pasado jueves 21, Sebastián Sosa quedó en libertad condicional por su “participación secundaria” en el caso de abuso sexual contra una mujer de 24 años en una habitación del hotel Hilton de San Miguel de Tucumán, ocurrido en la madrugada del domingo 3 de marzo, horas después de que Vélez Sarsfield jugara contra Atlético Tucumán por la Copa de la Liga Argentina.
“La conducta que ha realizado Sosa durante todo este tiempo implica que no hay riesgo de que, cuando llegue la sentencia, pueda fugarse. Hay elementos con los que durante el juicio va a quedar clara la inocencia de Sosa en cuanto a su participación, tanto es así que la propia Fiscalía a él lo imputa como partícipe secundario, es decir, ni como autor ni como coautor, ni como partícipe necesario, sino como partícipe secundario. Es decir, no hay ninguna vinculación entre lo denunciado y su participación física”, dijo Jorge Barrera, abogado personal del arquero uruguayo.
Este lunes se filtraron algunos detalles de las declaraciones de los protagonistas. La víctima, según trascendió indicó: “Para mí esto va a ser mi prisión, porque mi vida es un infierno y una cárcel desde hace tres semanas. Tengo miedo de que se fuguen. Los medios económicos los tienen, y las posibilidades también. No me parecería justo que ellos pasen lo que queda del juicio en una casa, en un country, con pileta, con un arco de fútbol pasándola bien cuando mi vida es un infierno hace tres semanas”.
“Yo no puedo ir a ningún lado sola. Me han filtrado la cara por chats de parte de ellos. Ese celular no es mío, los mensajes no salen de mi celular tampoco; me han filtrado el domicilio, el DNI, el nombre y todo. No puedo ir sola ni siquiera a comprar un libro al shopping por la mirada de la gente. Los comentarios que me han llegado han sido aberrantes. No solamente me han quitado la dignidad, la sexualidad, me han quitado la carrera, los sueños, la felicidad, la sonrisa y, sobre todo, las ganas de vivir. Pero sigo viva y sigo más fuerte que nunca, y yo por eso voy a denunciar para que se haga justicia”, añadió.
Y siguió: “Yo acepto voluntariamente ir a un hotel con cuatro personas, poniendo textual que no se desubiquen. Yo en ningún momento digo: ‘Fiesta loca para todos’. Me quisieron desacreditar con la frase en el mensaje que yo estas cosas las hago sola. Yo me refiero a que yo siempre, siempre que tengo un trato con un futbolista, sea para que me pasen el equipo, para que me pasen las formaciones, para que me cuenten las internas, para tomar algo, para tener una cita, para salir, para lo que sea, yo me manejé sola y en privacidad”.
“Me vengo a enterar recién ahora, y en la cámara de seguridad se los ve abrazados y riéndose, como una victoria, por lo que me habían hecho. ¿Qué, lastimarme y agarrarme en un estado totalmente de vulnerabilidad en contra de mi voluntad, es como un trofeo? Me encantaría entender bien qué sentían en ese momento, ¿qué habían ganado?”, comentó.
“El señor Sosa me seguía manipulando por chat con que había sido un buen momento, con que no me amargue, con que él me ve siempre bien. Y yo ahí empiezo a atar un poco los cabos y le digo: ‘Pero pará, ¿cómo podés haberme visto bien si vos estabas durmiendo? Entonces qué, ¿o me veías o dormías?’”, apuntó, y cerró: “¿Que yo pedí plata para volverme a mi casa? Yo no le pido plata a nadie, nunca en mi vida. Eso es totalmente una mentira. La imagen mía de desatar de mi bombacha el fajo de plata me genera repugnancia. Que me pagaron por lo que me han hecho o me querían callar por lo que me habían hecho: una de las dos cosas”.
Los acusados
Los cuatro futbolistas acusados dieron su versión también, a lo que Sebastián Sosa apuntó: “Yo estaba en otra onda, en otro ambiente. Era el que ponía la música, mientras tanto me hablaba con mi señora que estaba en un cumpleaños, entonces era un ida y vuelta de mensajes con ella. No estaba prestando atención a lo que ellos conversaban, aunque participaba de alguna que otra charla. Así estuvimos una hora y media”.
“Ella me pide para bañarse, a lo que yo le digo que no había ningún problema porque no veía nada extraño en esa situación. Cuando sale, estaba en corpiño. En ningún momento la vi incómoda, es por eso que yo le digo por mensaje que siempre la vi bien”, contó. “Estaba con sueño y tenía ganas de dormir, me sentía con pocas energías, y al rato me dormí. Recuerdo despertarme después cuando escucho conversaciones, volteo a mirar y no había nadie. Seguí durmiendo hasta que ella vino y alumbró buscando su ropa”, expresó.
Y añadió al respecto: “Me quedé despierto y empecé una conversación con ella, me decía que le pregunte al paraguayo si había usado preservativo. Es más, me quedé preocupado hasta que le pregunté si había llegado bien a su casa, y luego puse la alarma para dormir porque teníamos dos horas nomás para hacerlo antes de salir”.
“Toda esta situación me descoloca porque yo no esperaba vivir esto, no me parece tener que estar viviendo esto solo por hacerle una invitación a una persona a que venga a tomar algo. Me parece que es demasiado lo que está viviendo uno solo por invitar a alguien a tomar, por una simple invitación con un mensaje. Nunca intenté engañarla, nunca le dije que la llamaba para una entrevista, nunca intenté presionarla; están clarísimas las conversaciones en los chats”, finalizó.
Abiel Osorio, acusado de abuso sexual simple, declaró: “[Sebastián Sosa] me dice: ‘Che, va a venir una chica, es amiga’. Yo estaba con el celular y no le di mucha importancia, le dije que estaba bien”. “Braian [Cufré] no estuvo ni dos minutos que después fue al baño. Cuando sale del baño se cruza con [José] Florentín, que luego se sienta al lado de la chica y empezaron a hablar”.
“Cuando sale [de bañarse] estaba en corpiño y la remera no la tenía en las manos. Se acostó en una cama, y vemos que José le empieza a hacer masajes y comienzan a hablar entre ellos. Nosotros seguíamos hablando y ellos arrancaron a los besos”, destacó, y prosiguió: “Yo no estaba convencido de si quería hacer eso. No tenía ganas de tener relaciones sexuales con ella y la abracé. Estaba inhibido, había visto que había estado con dos compañeros. Pasa ese momento, seguimos hablando y suena la alarma. Se levanta y empieza a buscar sus cosas”.
Los más complicados
Por otra parte, el paraguayo José Florentín, quien tuvo relaciones con la joven y que está acusado de abuso sexual agravado por la participación de dos o más personas en calidad de autor, indicó: “Me tocaba y yo la tocaba por debajo de la ropa, luego se quita el short y nos acostamos en la cama. En un momento me dice que me ponga el preservativo, a lo que yo le dije que no tenía. Entonces me pidió que le pase la mochila porque ella tenía. Sacó una cajita oscura, me lo puse y ahí empezamos a tener relaciones”.
“No fue tan largo porque yo acabé muy rápido, tengo ese problema. Me fui para el baño y me quedé un largo tiempo, porque me estaba limpiando. Tenía un poco de vergüenza de lo que pasó. En voz baja le pedí perdón por haber terminado muy rápido, y ella burlándose se rió un poco de la ocasión”. amplió.
Braian Cufré, que recibió la misma acusación que Florentín, explicó: “Se la veía super distendida, charlaba mucho, se reía, todo súper bien. La verdad que nada raro. Seguimos charlando hasta que dice que se quiere ir a bañar. Ahí es cuando nosotros nos miramos como diciendo ‘qué raro’. Seba ya sabía porque ella le había dicho que se quería bañar, pero nosotros no sabíamos”.
“Estaba en corpiño, el top no sé dónde estaba. Se va directamente a acostar a la cama de Osorio, y al lado estaba Florentín. En un momento, Florentín empieza a hacerle masajes a ella. Cuando la empieza a masajear, no se escucha nada, estaban lo más bien. Nosotros con Osorio jugando al Free Fire en el celular”, siguió.
“Se escuchaba que ambos estaban charlando y luego que se dan un beso. Ahí se apaga la televisión, que era la luz que estaba prendida. La música seguía de fondo bajita porque ya era tarde. En un momento veo que ella le pasa a Florentín una mochila que había traído y saca algo, pero no veo bien qué es. Dejó la mochila al costado del sofá, empiezan a tener relaciones y se la escuchaba gemir”, contó a la fiscal.
“Nunca se escuchó un ‘no’, nunca se escuchó un ‘pará’, nunca se escuchó nada. Tengo dos hijas chiquititas y si hubiera escuchado algo hubiera intervenido”, mencionó, y cerró sobre su versión de los hechos: “La chica pregunta: ‘¿Alguno tiene para dejarme efectivo que no tengo para el Uber?’. Ahí saco y le doy $ 7.000 u $ 8.000, más no porque no tenía más, y le dejo la plata en la mesita de luz”.